Se me fue el avión!

 

La última vez que escribí en esta plataforma, era 2024. Otro año, otra época. Otra persona. Pasaron casi cuatro meses, desde entonces, y en mi vida, miles de cosas, como en la tuya. La vida pasa tan veloz, que suelo discutir con una filosofía poco creíble y muy marginal, pero mía, que el tiempo no es lo que era. Quizás, la melancolía de un pasado mejor, me sigue mordiendo los talones, lo que eran de Aquiles, pero de momento, son los míos. El día de veinticuatro horas parece reducido, el fin de semana, ni que decirse. Amanezco lunes y me acuesto en viernes. Una cosa de locos!.

Y así, cómo nada vuelve a ser lo que fue, así nosotros. Pirimpumpín. Todo es un flash y a la vez, un guiso que se cuece lento. Los asuntos no resueltos, no se cansan en fastidiar, y dan para largo. Los milagros parecen tomarse vacaciones. Y en un cerrar y abrir de ojos, feliz navidad!

Alguna vez, pensaste ¿Hasta cuando? Esa es la pregunta favorita de mi mente en 2025 ¿Hasta cuando? pero claro, tiene varias versiones.

¿Hasta cuando seguirá esto? o ¿Cuándo será la última vez que haga esto? ¿En qué momento todo lo conocido ya no estará más? ¿La vida es en sí misma una rutina? o ¿Nos volvemos rutina porque nos apegamos a las costumbres y nos cuesta salirnos de esas zonas de comodidad y seguridad?


Los años, los sucesos, las información, la tecnología, los olvidos, los amores, los recuerdos, las oportunidades, los sueños, los descansos; todo pasa o nosotros pasamos en ellos, tan rápido que prácticamente nada tiene memoria.

Excepto el dolor. Ese es un señor muy memorioso. A veces habla. La mayoría de las veces, se queda en silencio. Pero su presencia, siempre nos recuerda, lo que nos queremos sacar de encima.

Se me fue el avión, despegó el 31 de diciembre, y ahora pega la vuelta, y aterrizo.

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