Síndrome de la Super Mujer
"Cómo ha pasado el tiempo, parece que fue ayer..." José Luis Perales canta, nostálgico recordando un pasado que tal vez fue mejor. Yo no lo sé, lo único que sé es que "fue", que ya no "existe". Un pasado donde la meta indiscutible de vida para las mujeres era "encontrar un buen hombre y llegar al matrimonio, constituir una maravillosa familia" como la familia Ingalls, punto. Sin embargo, hoy día, al coincidir con el "príncipe azul" —cada vez más difícil de hallar, y científicamente más probable ganar el Melate (Quini 6) que encontrarlo— se suma el anhelo por logros profesionales, el desarrollo de hobbies, el éxito en las relaciones con los hijos, viajes espirituales, cafés con amigas, dietas que cambian de nombre diariamente, la incesante lucha contra la celulitis, la lectura de libros de autoayuda, mascarillas para disimular ojeras, ejercicio, mantener la casa ordenada, y la sonrisa intacta a la hora de la cena. El mensaje social es claro: "las mujeres podemos hacerlo TODO" y "sin despeinarnos siquiera". No obstante, este mandato social se ha convertido en algo patológico cuando pretendemos hacer todo a la vez y que salga perfecto. El estrés incorporado en nuestras vidas repercute primordialmente en nuestra biología, llevándonos de la euforia más alta a la depresión más aguda casi enloquecedoramente.
La psicóloga del Departamento de Familia del UC Davis Medical Center en Estados Unidos, Sue Barton, define a las "SUPER-WOMAN" como personas a quienes les cuesta delegar responsabilidades, tienen altos estándares, desean que las cosas se hagan a su manera y se irritan fácilmente o se decepcionan cuando otros hacen el trabajo, pues creen que podrían haberlo hecho mejor.
Es decir, estas "SUPER-WOMAN" están íntimamente vinculadas con la falacia del CONTROL y la pretensión de ser "buenas" todo el tiempo en diferentes áreas para ser aprobadas: buenas profesionales, buenas madres, buenas esposas, buenas amigas, buenas hijas, etc. Este síndrome también se relaciona con trastornos alimenticios como la bulimia y la anorexia, ya que además de todo, se espera que las mujeres sean esbeltas, sensuales y joviales para ser exitosas.
Varios elementos contribuyen a la construcción de este ícono social, entre ellos quiero destacar:
a) Los medios de comunicación que venden la imagen de ejecutivas exitosas e impecables, que a su vez son madres perfectas, tienen maridos soñados y son reconocidas por la sociedad.
b) La socialización de las mujeres desde temprana edad para ser agradables y hacer sentir bien a los demás, incluso postergando sus propias necesidades. Esto genera culpa cuando no pueden dedicar más tiempo y energía al cuidado de hijos y esposo mientras se desarrollan profesionalmente.
c) Las carreras profesionales que siguen patrones de un modelo masculino, implicando competencia, largas horas de trabajo en proyectos, y la necesidad de alcanzar cierta reputación, situaciones que a menudo entran en conflicto con otros roles atribuidos a la mujer.
La mujer maravilla dedica todos sus esfuerzos para construir un mundo mejor, comenzando por su hogar. Sin embargo, tanta presión empieza a pasarle factura.
Además de los costos físicos, están los emocionales: ataques súbitos de histeria, sensación de fracaso, frustración, elevados niveles de cortisol, angustia e ira fácil. Esto hace que los hijos comiencen a alejarse de la madre maravilla, quien siempre tiene respuestas para todo, incluso para preguntas no formuladas, y los esposos escapan para disfrutar del ocio, seguros de que la esposa maravilla resolverá todo sin su apoyo.
Al final, después de representar todos estos roles adicionales, cae el telón y la mujer maravilla o super mujer queda sola, preguntándose por qué.
Simplemente porque ha saturado sus propios roles y los ajenos, intentando con grandes aspiraciones humanísticas que todos estén bien, pero sin permitir que nadie se equivoque y aprenda.
¿Cómo erradicar este síndrome? Bajando el pie del acelerador y reconociéndote como humana, alguien con mucho que dar pero que a veces no puede hacerlo todo sola.
Es necesario empezar a conectar con la posibilidad de decir "no puedo hacer esto sola", reconocer tus límites y aprender a pedir apoyo.
Saber pedir te acerca más a tus resultados, demostrando tu capacidad de declararte insuficiente para ciertas cosas de la vida, lo cual te hace verdaderamente poderosa.
Recupera tu alegría de vivir y tu salud, deja atrás los estigmas con los que has convivido hasta hoy, quítate la máscara y descúbrete como una mujer maravillosa en lugar de una mujer maravilla.
(*) Lo menciono de varias formas para que todos mis amigos lo entiendan.
Chuchi
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Hola Chuchi!!
ResponderEliminarConozco muchas mujeres con este síndrome y cómo por vivir para ideales, dejan de ser ellas.
Abrazos y dulces cerezas
Otras se alejan tanto de sí mismas que se convierten en lo que los demás deseean, y renunciar a uno es inperdonable
ResponderEliminarHermoso de verdad... Gracias por hacerme consciente de lo importante que es pedir ayuda. Me quito mi mascara una mas soltar y dejar ir.. Bendiciones
ResponderEliminarHermoso de verdad... Gracias por hacerme consciente de lo importante que es pedir ayuda. Me quito mi mascara una mas soltar y dejar ir.. Bendiciones
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