Fortaleza vs Debilidad
La vulnerabilidad no es un defecto: es una condición humana. Negarla es vivir con una máscara que tarde o temprano se quiebra. Es llevar la dureza, la cara de roca pensando que la piedra no tiene corazón.
Cuando alguien se empeña en mostrarse fuerte todo el tiempo, suele estar ocultando un profundo miedo a ser herido, rechazado o abandonado. Incluso se esconde de sí mismo.
Esa “fortaleza” termina siendo una cárcel de barrotes demasiados rígidos. Y lo paradójico es que quien no se permite ser vulnerable, tampoco se permite amar de verdad. Porque para amar hay que arriesgar, hay que exponerse, hay que soltar.... y sobre todo, saber y estar dispuesto a perder.
La verdadera fortaleza no está en aparentar que nada te duele. La verdadera fortaleza es poder aceptar tu vulnerabilidad sin sentir vergüenza por ella. Decir: “Sí, tengo miedo. Sí, me duele. Sí, necesito.” Eso no te hace débil; te hace humano. El indolente no es sabio. Es apático.
La vulnerabilidad no es debilidad, es el lugar donde nace la ternura, la empatía y la conexión real con otros. Si te permites ser fuerte y vulnerable a la vez, descubres que no son opuestos, sino dos fuerzas que se necesitan. Porque sólo quien reconoce su fragilidad puede construir una fortaleza genuina… y sólo quien se atreve a mostrarse entero puede vivir en libertad.
"El que niega su vulnerabilidad no se vuelve fuerte, se vuelve solo."
Chuchi



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