RELACIONES SANTAS
Te invito a que reflexiones por unos minutos!!!
¿Alguna vez has pensado por qué sufrimos tanto a lo largo de la vida?
Quizás en este momento puedes sentir “No es tanto” porque tal vez ya pasó la
fuente que activa tu padecimiento, pero cuando se activa otra vez, de nuevo saltas
a la acción de la desesperanza, de la injusticia, del reproche.
Has pensado ¿Por qué a mí? Y has justificado “Yo he sido buena, honesta,
trabajadora, solidaria” y así vives en un sinfín de preguntas y excusas para
poder comprender porque las cosas salen mal.
Lo cierto es que todos los seres humanos sufrimos porque nuestro EGO nos
ha enseñado a eso, a partir de su más impresionante creación: LA DEPENDENCIA.
Todos somos dependientes. En mayor o menor medida, pero lo somos.
Dependes tal vez de una pareja, o de la necesidad de no tenerla para no meterte
en problemas, de un trabajo, de un salario, o de una dieta, de un estilo de
vida, de un consejo, del sexo, de tu familia de origen, de tus hijos, del
título que tienes enmarcado, de tu imagen, de la opinión que los otros expresen
hacia ti, de tus amantes, de la comida, de Netflix, del tabaco, del alcohol, de
comprar por Amazon, no importa lo que sea, pero estamos “Pendiendo” colgados de
algo.
Un algo que según nuestra cabeza nos hace mejor, nos pone felices, nos
desestresa, nos da endorfinas, nos presta calma, nos entretiene, despeja,
alimenta, balancea, enriquece, alivia, enorgullece, beneficia.
No importa lo que es, lo que es interesante es comprender que cuando le
damos esa categoría a algo que está fuera de nosotros, es cuando perdimos el
juego.
Aquello que nos provee “bienestar” algún día no estará más. Se rompe, se
desgasta, se va, se asfixia.
La vida tiene eso de que todo lo que obtenemos, un día se pierde.
Es su ley. No puedes contra ello.
Y cuando la ley se cumple, aparece el sufrimiento.
Si aprendemos a soltar la magia que el exterior nos representa, si pudiéramos
entender que nada depende de afuera, sino siempre todo es adentro; podemos
tener preferencias, pero no dependencia.
Son dos cosas diferentes.
Puedes preferir tener una cena íntima con tu pareja, pero si tu pareja
está con trabajo no te mortifica.
Puedes preferir ver una película en las noches, pero si se corta la luz no armas un escándalo.
Puedes preferir que tus hijos pongan la mesa, pero si no lo hacen no te
enojas.
Puedes preferir pasar el tiempo con tus padres, pero si ellos quieren
hacer otra cosa no te sientes rechazada.
Puedes preferir hacer una dieta saludable, pero si la rompes porque
tienes un evento no te castigas.
Puedes preferir hacer ejercicio, pero si un día no lo haces no te
obsesionas.
Se trata de aprender a disfrutar la vida sin buscar “quedar bien con la
vida”
De saborearla en toda su expresión, en lugar de morderla a pedacitos
miserables.
Sólo así podremos tener una vida con relaciones santas.
Relaciones Santas es un término acuñado de UCDM (Un curso de Milagros) y significa "Santo" completo.
Es decir, RELACIONES COMPLETAS.
¿Te atreves?
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