El amor propio y las mentiras que lo rodean


Tal vez, me estoy volviendo la vieja amarga y justiciera y quizás por todo eso, ya no me banco tantas mentiras. Internet es como la espiritualidad, abundan los chantas y enturbian las aguas de la información con falsedades que menosprecian las autoestimas anónimas que caen en sus garras.

El concepto de amor propio ha cobrado gran popularidad en el desarrollo personal y las redes sociales, y detrás de las imágenes perfectas y las frases inspiradoras que vemos con frecuencia, hay una serie de mitos y malentendidos que distorsionan lo que significa amarse a uno mismo. 

El mito del amor propio inquebrantable

Uno de los mayores malentendidos es la creencia de que el amor propio es un estado constante de felicidad y satisfacción personal. 

Las redes sociales están saturadas de imágenes que presentan la vida de las personas como impecable, sin fallos ni imperfecciones, ganando miles de euros sólo por pensar. Esto crea la ilusión de que debemos sentirnos bien con nosotros mismos en todo momento, y si no lo logramos, estamos fallando en el proceso de amarnos y que las cosas son muy fáciles de conseguir y si no la tienes, es "por tu culpa."

 Sin embargo, el verdadero amor propio es aceptar que habrá días en los que no nos sentiremos bien con las circunstancias que nos rodean, o los pensamientos que tengamos, las creencias limitantes que seguimos replicando, o los obstáculos que aparecen en el camino y que eso no disminuye nuestro valor. 

La trampa de la comparación

Otra mentira común es que el amor propio está ligado al éxito, la apariencia o los logros. Es fácil caer en la trampa de compararnos con los demás. Pero el amor propio genuino no se mide por lo que logras o por cómo te ves. Tu celulitis, tu grasa abdominal, tu incapacidad de hablar inglés, tu soltería o tu estatura no te quitan ni agregan valor.

Amarte a ti misma significa liberarte de la necesidad de validación externa y encontrar valor en tu auténtica esencia y en la aceptación de la vida, tal como se presenta. 

La idealización del "yo perfecto"

El ideal del "yo perfecto" es otra gran mentira que rodea el amor propio. Se nos enseña que debemos alcanzar una versión ideal de nosotros mismos para merecer nuestro amor. Si embargo, al primer idiota que te gusta "lo amas" aunque sea un desgraciado, entonces ¿Por qué tanta exigencia contigo misma?

Esto puede llevar a un ciclo interminable de autoexigencia, en el que nunca te sentirás suficiente.

El amor propio no es un destino, es un viaje continuo en el que aprendemos a aceptarnos. No tienes que ser perfecta para amarte a ti mismo; de hecho, el verdadero amor propio es ser compasivo con tus fallos y debilidades.

El verdadero camino hacia el amor propio

El amor propio real es un acto de autoaceptación, un compromiso de ser amables y pacientes con nosotras mismas en cada etapa de nuestra vida. 

Se trata de saber que incluso cuando fallamos o nos sentimos inseguras, seguimos siendo dignas de amor. 

Esto implica dejar de lado la necesidad de complacer a los demás o de cumplir con expectativas imposibles. 

El verdadero amor propio es un proceso de liberación y crecimiento que nos permite ser auténticos y vivir desde nuestra verdad.

Al final, el amor propio es un viaje personal pero lleno de oportunidades para el crecimiento y la aceptación. La clave está en aprender a vernos tal y como somos, sin filtros ni máscaras, y amarnos con todas nuestras luces y sombras.

                                                                                                                                                Chuchi

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